No seremos idiotas útiles
miércoles, 1 de diciembre de 2010
La discusión es sinónimo de entendimiento o de desacuerdo?
De ninguno de las dos opciones.
La discusión es el camino para llegar a un entendimiento o para ensanchar una brecha de desacuerdos, es eso y nada más.
Sí, podemos utilizar la discusión como vía para llegar a proponer distintas variables, analizar los pros y las contras, conseguir puntos viables, relegar intereses y llegar a acuerdos que posteriormente nos permitan una solución equitativa y responsable para las partes en pugna.
Nunca una discusión –más si es intelectual- será zanjada con felicidad plena para todos. Siempre habrá resignaciones de espacios, intereses y facultades.
Pero, justamente esas instancias, permitirán la convivencia en la diversidad.
Lo que a priori se puede ver como una debilidad o desventaja, con el correr del tiempo y el ensamblado de todos los acuerdos, comenzará a visualizarse como una mejora sustancial de las partes y el mejor aprovechamiento de los esfuerzos, ganas, materiales, recursos e ideas.
Y eso, es responsabilidad de los dirigentes y dirigidos sin excepción. Un error en estas instancias, una rapiñada por claudicación o defección de algunas de las partes, dejaría zaherido un sector, abriría una nueva instancia de incertidumbre y un sentimiento de desazón ante el desatino.
Por cuanto, el momento elegido para avanzar con una Ley Federal de Cultura es oportuno y permitirá llegar a las instancias de un nuevo gobierno en el 2011, con un bosquejo avanzadísimo para definitivamente acentuar características, formas de hacer y producir la actividad cultural de cada rincón de país.
A razón de lo comentado por aquellos que realmente saben o aciertan a ver a futuro, los requerimientos en los que estamos avanzando desde éste sector, necesitará contemplar ciertos aspectos que permitan llegar acuerdos con distintas reparticiones y la concreción de leyes factibles para distintas situaciones entendibles y atendibles.
Tal vez -de acuerdo a lo recopilado hasta ahora- la precariedad de la artesanía criolla, aborigen y urbana, sean los sectores menos tenidos en cuenta y los que demandarán más trabajo e inversión hasta dar con el punto justo para su conservación, protección y proyección en el tiempo.
Y esta, es una situación que demandará acuerdos con la secretaría de comercio, transporte y turismo, por ejemplo. Ya que su inserción a la comercialización, enseñanza y conservación precisará de todos los esfuerzos y leyes a su alcance. Demandará tiempo y edificación de circuitos de promoción, muestras, cooperativización y financiamiento.
Un caso parecido será el tratamiento de los monumentos históricos y de los declarados de interés provincial y comunal, más los que vayan apareciendo.
La combinación de leyes claras y acuerdos ágiles, permitirá que aquellos monumentos arqueológicos ubicados en Parques Nacionales, tengan partidas y personal para cuidarlos, controlarlos y protegerlos. Y eso no se logra con charlas, si no, con un presupuesto acorde y personal preparado.
Aunque la mayoría toma esta búsqueda de un espacio de discusión como algo que se hace porque uno está al cohete, la cosa es mucho más seria de lo que se imagina. Hay cosas que están desapareciendo y que al país y a cada uno de nosotros, nos cuesta plata… y mucha.
El robo de material arqueológico, de piezas históricas, demoliciones de lugares históricos, explotación de espacios por particulares que lo hacen por arrebato o por inconstancia de intendente, presidentes comunales o gobernadores, etc.
La cultura de un país, no se hace sola, es el resumen de esfuerzos personales y situaciones históricas que se acumulan para llegar al hecho artístico como último objetivo.
Todo ese proceso, le cuesta plata al país, a su gente y rara vez, suelen disfrutarlos aquellos que son los perjudicados.
Sí, te dan luego una zanahoria (un CD, un cuadro, una obra de teatro) que les hacen creer que esa es la cultura de país. Sin embargo, mirando más de cerca lo apuntado, hoy dependemos de los coleccionistas extranjeros para conseguir discos, partituras o algún cuadro de artistas argentinos… o no?
Si embargo seguimos haciéndoles el juego a los sinvergüenzas tratando de joder este tipo de movimientos con pensamientos tan rudimentarios, ignorantes y serviles como los que nos llegan día a día.
Total, el artesano de Varvarco o Buta Ranquil en Neuquén, el trenzador de La Pampa, el Tallador de Castelli en El Chaco, el que trabaja la piedra en Catamarca, el cacharrero de Tilcara…
Que se maten, total qué radio o canal les darán espacio para que pataleen!!!!
Por esos, por lo que no pueden, debemos jugar esta partida.
Porque entre ellos y nosotros, no hay gran diferencia. Puede que nos podamos defender mejor y sean más cortas las distancias, pero el afán de centralismo del porteño, nos mide con la misma vara y nos perjudicara de igual manera.
Juan Alberto Guttlein
Casilda - Santa Fe
Publicado por
jagperiodismo@gmail.com
en
7:20
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